El Comité científico para la seguridad social (CCSC) de la Unión
Europea e mitio el pasado verano un informe en (pdf) en el que alertaba de
que entre cinco y quince millones de
europeos –entre el uno y el tres por ciento de la población– es potencialmente
alérgico
a los ingredientes naturales con los que se confeccionan la
mayoría de perfumes de gama alta. El informe tiene solo un carácter
informativo, pero las empresas de cosmética temen que la aprobación de una
inminente legislación europea, cuyo borrador se espera a principios del año que
viene, les obligue a re formular hasta 9.000 fragancias.
La prohibición de determinados
elementos naturales necesarios para la realización de algunos de los perfumes
más conocidos obligaría a empresas como Dior, Chanel o Guerlain a cambiar la
composición de sus perfumes super ventas. Estas fragancias fueron, en la mayoría
de los casos, diseñadas mucho antes de que los científicos estudiaran los
posibles peligros de su composición. La mayoría han sido ya re formuladas, para
eliminar determinadas sustancias prohibidas por el órgano regulador del sector,
la Internacional Fragance Asociation (IFRA), pero se prevé que la nueva legislación sea mucho más restrictiva. La
industria teme que la entrada en la lista negra de decenas de sustancias puede
hacer que muchas de estas fragancias cambien por completo. Y, ¿qué será del
Chanel No.5 si deja de oler a Chanel No.5?
La entrada
en la lista negra de decenas de sustancias puede hacer que muchas fragancias
cambien por completo Hay un problema añadido, que preocupa aún más a las
perfumerías que la prohibición en sí de de determinadas sustancias. Hasta ahora la mayoría de cambios en la
fórmula de los perfumes ha surgido por imposición de la propia industria,
que ha mantenido todo el proceso en secreto, pero una legislación como la que
prepara la Unión Europea podría obligar a revelar a las autoridades las
formulas de cada perfume e, incluso, a indicarlas en el etiquetado, algo que
sólo es obligatorio desde 2005 con respecto a 26 ingredientes concretos.
Todo esto se vive con temor en
una industria que ha guardado con celo cada una de sus fórmulas durante
décadas. Las perfumerías no gozan de ningún tipo de protección intelectual. Cualquiera puede intentar imitar las
distintas fragancias sin incurrir en un delito, por lo que la imposición de
un etiquetado supondría un enorme varapalo para las marcas de perfumes.
Hasta la fecha todas las grandes
perfumeras se han negado a hacer comentarios sobre el asunto, pero en el
sector se ve con recelo la nueva legislación y el tema se trata con enorme
cautela.
La mayoría de los cambios
tendrían que ver con la obligación de etiquetar nuevas sustancias Fuentes de la
Asociación nacional de perfumería y cosmética (STANPA) han explicado a El Confidencial que se ha creado una
alarma que, en su opinión, no está justificada. Para empezar, explican, no es seguro que la Comisión legisle sobre
todas las sustancias alérgicas sobre las que apunta la CCSC, y, además, la
mayoría de los cambios tendrían que ver con el añadido de nuevas sustancias
alérgicas a las 26 que cuya presencia debe constar en el etiquetado del
producto.
Respecto a los problemas que
podría suponer para la industria un excesivo etiquetado, desde la STANPA
aseguran que, pese a que se diera el
listado entero de los ingredientes que contiene cada perfume, nadie sería capaz
de imitar los perfumes de marca. Si acaso, la preocupación reside lo
engorroso que sería para el consumidor contar con tanta información que, en su
opinión, no es necesaria. “En los cosméticos se da toda la información”,
comentan desde la STANPA, “pero nadie puede imitar un cosmético de alta gama,
pues no conocen cómo se hacen, ni en qué porcentajes se añaden los componentes.
Reproducir un perfume de alta gama, aun conociendo los componentes, es
imposible”.
Si tu perfume cambia, ¿seguirás usándolo?
Otro tema muy distinto, que es
quizás la mayor preocupación de la industria, es el hecho de que muchos
perfumes tengan que cambiar de forma significativa su formulación. En
declaraciones a Reuters, Jean Guichard,
director de la escuela de perfumería de París, ha explicado que, por muy cuidadosas que sean las marcas, los
consumidores van a notar cualquier variación en la fórmula, pues “conocen
su perfume mejor que cualquier experto”.
Es algo de lo que las perfumerías son conscientes.
Muchas fragancias han sido re formuladas a lo largo del tiempo y, pese a que se
ha tratado de conservar la
esencia lo
máximo posible, y el cambio se ha mantenido en secreto, la re formulación se ha
notado en la cuenta de resultados. Si un
consumidor nota que su perfume ha cambiado es muy probable que deje de ser fiel
al mismo.
Cambiar una fragancia puede llegar a costar cientos de miles de euros
dependiendo de lo compleja que sea la fórmula original Si la ley sobre
cosméticos que prepara la Unión Europea sale adelante, y es tan dura como se
espera, muchos ingredientes naturales de
los perfumes deberán ser sustituidos por sucedáneos sintéticos libres de
alérgenos. Este será un enorme reto para los laboratorios, que ya están
manos a la obra por lo que pueda ocurrir, y supondrá una gran inversión para
las perfumerías. Cambiar una fragancia puede llegar a costar cientos de miles
de euros, dependiendo de lo compleja que sea la fórmula original y, como todo
el mundo sabe en el sector, en lo que se refiere a la calidad de la fragancia, cambiar un ingrediente natural por uno
sintético rara vez constituye una mejora.
Desde la STANPA, no obstante,
le quitan hierro al asunto. Reconocen que es un tema que preocupa en el sector,
pero insisten en que lo primero es la seguridad, y si se prohíben sustancias
importantes los laboratorios serán capaces de encontrar sustitutos eficaces.
“Cuando la industria se enfrenta al cambio de un ingrediente”, explican desde
STANPA, “hay que afrontar una re
formulación que es compleja, porque se tiene que lograr una fragancia que sea
igual. Pero la seguridad es lo primero, y los perfumistas son magos. La
tecnología actual puede suplir cualquier ingrediente natural”.
Una fragancia exquisita, un riesgo real
Nadie duda que los perfumes
han perdido naturalidad desde los años 60, la década dorada del sector, pero
poco se acuerdan hoy de lo peligrosas que eran algunas de las sustancias que
contenían. Desde su creación en 1973, la
IFRA ha prohibido o limitado el uso de decenas de sustancias como el
alquitrán de abedul, uno de los antiguos componentes del perfume Shalimar de
Guerlain, por sus posibles efectos cancerígenos; el aceite de clavo y el de
rosa, que contienen el alérgeno eugenol; la lavanda, que contiene linalool; o
el musgo de roble, uno de los materiales más comunes de los perfumes, por su
habilidad para que las fragancias tengan un efecto más duradero, cuyo uso se ha
ido reduciendo por las preocupaciones de los dermatólogos acerca de su efecto
sobre las pieles más sensibles.
Alentamos el uso de aceites como el de lavanda para la
aroma terapia de los
masajes y los queremos
prohibir como perfumes Las limitaciones que propone la CCSC, no obstante, serán
mucho más radicales que las de la IFRA. Si sus recomendaciones son tomadas al
pie de la letra por las autoridades europeas, algo que parece muy probable, doce de las sustancias naturales más usadas
en los perfumes tendrán que limitarse a una presencia del 0,01% del producto
final. Un porcentaje que, según la IFRA, supone perder por completo su
efecto sobre la fragancia. Otras sustancias, como los musgos, serán prohibidas.
En total, la nueva normativa afectaría, de nuevo según la IFRA, a 9.000
perfumes, que tendrían que cambiar por completo sus fórmulas.
“Se trata de una gran contradicción”, ha asegurado a Reuters el
presidente de la Sociedad Francesa de Creadores de Perfumes, Patrick Saint-Y ves.
Existiendo en la actualidad miles de informes
científicos que avalan los problemas de la salud causados por los químicos
sintéticos que usan,son causados por que han sustituido los productos naturales
por químicos que resultan muy perjudiciales para la salud, así abaratando
costes de producción, esto no solo sucede con los perfumes si no que también
con los champús,cremas corporales,etc,,
Como siempre quienes ponen los limites a nuestra salud
son las grandes empresas no los gobiernos que a su vez son manejados por la
industria ,
RD/SQAMB / ABRIL 2016